Yo nací sin fortuna y sin nada,
Desafiando al destino de frente,
Hasta el más infeliz me humillaba,
Ignorándome toda la gente,
Y de pronto mi suerte ha cambiado,
Y de pronto me ví entre gran gente.
Ví a esa gente sentírse dichosa,
Frente a un mundo vulgar y embustero,
Gente hipócrita, ruin, vanidosa,
Que de nada le sirve el dinero,
Que se muere lo mismo que el probre,
Y su tumba es el mismo agüjero.
Ahora voy por distintos caminos,
Voy siguiendo tan solo al destino,
Y entre pobres me siento dichoso,
Sí amando doy mí amor entero,
Con los pobres me quito el sombrero,
Y desprecio hasta el más poderoso.
Soy cabal y sincero les digo,
He labrado mí propio destino,
Yo le tiendo la mano al amigo,
Pero al rico jamás me le humillo.
Yo nunca tuve el calor de un beso,
Mis pobres viejos trabajaban tanto,
Que nunca tuvieron tiempo para eso.
Y así crecí sin ignorar el llanto.
No fuí a la escuela, yo apendí de grande,
Para esas cosas no alcanzaba un probre,
Las letras no entran cuando se tiene hambre,
Ní hay quien te de la mano si eres pobre.
Por eso vuelvo a éste pueblo viejo,
Donde la vida me trató tan mal,
Esa es mi gente que por nada dejo,
Aunque volviera, aunque volviera yo a sufrir igual.
Soy cabal y sincero les digo,
He labrado mí propio destino,
Yo le tiendo la mano al amigo,
Pero al rico jamás me le humillo.
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