Somos aquellas que llaman marginadas Tachadas de nada, condenadas por el sistema El instinto colectivo de la manada El sordo aullido de las perras callejeras Conjuro de noche, comienza el akelarre Voces relegadas a servir y a obedecer Gritos que aúllan a la luna esta barbarie Si es que escuchas, madre nuestra, muéstrate Brebaje negro en caldero viejo Veneno de lagarta, llamaradas en los ojos Diez velas moradas posadas frente al espejo Un blanco pureza teñido de flujo rojo Tú que vigilas desde arriba este desastre Cuida de estas almas pecadoras que te invocan Líbranos del mal de que su fuerza nos arrastre Danos la paz que solo la guerra provoca Y que tu voluntad se cumpla aquí en la tierra Y allá en el cielo contigo las que hoy nos faltan Y que retumbe en la memoria esta protesta Que hable la historia de la voz que se levanta Resucita, Lilith, conciencias muertas De las hermanas aplastadas por el sistema Que nuestros puños se levantan bajo tierra Para vengar la muerte de la que ardió en la hoguera La que ardió en la hoguera