Es el límite del lago que nos habló de los confines De una realidad tangente que asoma su soledad. Y en el límite del lago sólo una frontera firme Que mi realidad procura no pasar, no pasar. En la isla de los patos nadie sabe lo que vive Si se paga una condena o somos náufragos, da igual. El tiempo fue mi dios de la distancia Los gestos el lenguaje y el corazón me dio palabras. Vuelve ya, que aquí nadie me intenta escuchar. A la sombra de mi árbol contemplé ratos morirse La nostalgia fue tejiendo cada acto un ritual. Pero mi mente si volaba sobre los verdes tapices Y burlando las murallas había encontrado el mar. Ceder en cada hombre lo que brilla Hay quien roba tu calma, y hay quien en ti se abriga Y hay quien va quitándose el bocado para dar. Al otro límite del lago Inés curaba cicatrices, Sumergirse entre la gente llega a asfixiar el alma. Al paso lento de los ratos veo la mirada confundirse Sentado en deshojado en suspiro su pesar. Y verso corazón dice lo mismo Hasta que hablé contigo conversar tuvo sentido. Vuelve ya que allá nadie te intenta escuchar. Inés nunca me dio la despedida Soy un ganso entre los patos que perdió cuenta de los días. Vuelve ya, no sabes qué te espero para hablar. Vuelve ya, mi corazón te pide sin parar. Sin parar.