Remitente Buenos Aires Fecha Un día de invierno Queridos viejos ¿Hace cuánto que partí? No recuerdo Porque sé que es imposible Con el turbio almanaque de la ausencia Poder medir el tiempo Pienso que fue una noche fría Como este invierno, cuando me fui de casa Masticando con temor las humildes poesías Que llevaba apretujadas en las hojas de un cuaderno ¿Hace cuánto que partí? No recuerdo Solo sé, solo sé que el tren aullaba devorando la distancia Que se hacía más inmensa alejándome de casa Alejándome de todo por tan distinto sendero Alejándome del niño que, a pesar de ser un hombre Aún guardaba en mi pecho Porque dejé de ser niño aquella noche de invierno Después la soledad El silencio Una cárcel sin barrotes comenzó a llevarme adentro Y me encerró sin piedad, me envolvió en el desaliento Dictándome la sentencia de una condena sin fin Una condena sin tiempo ¿Hace cuánto que partí? No recuerdo Solo sé que en la pensión Estropeaba mi cuaderno Con los salados manchones de un llanto tibio y parejo Y el estúpido poema que estaba escribiendo Se volaba de mi mente Y echaba a andar con el viento Con las palabras gastadas de tantos vanos intentos De escribir mil poesías Que a poco fueron muriendo Hoy el niño maduró En su lugar, en su lugar queda un viejo Con mil poemas marchitos en un cansado cuaderno Ese cuaderno que nombro Es el cuaderno del tiempo El cuaderno de la vida ¿Los poemas?, los poemas son las noches que me llevaron tan lejos Tan lejos de mi ciudad, de mis padres De su ejemplo Partí buscando fortuna y puedo decir que la tengo Pues la junté de a poquito Rodeado de mil inviernos Tan fríos como este frío que estoy sintiendo por dentro Inviernos que desterraron a aquel niño de mi pecho Obligándolo a ser hombre Obligándolo a ser viejo Partí buscando fortuna Y, ¿ya ven?, ya ven, padres la tengo Es una inmensa riqueza de fracasos De fracasos y silencios Que Dios, que Dios los bendiga siempre Los besa, los besa su niño Su niño, el viejo