Lo mío, lo mío le ganó a lo tuyo.
El ego, el ego le ganó al orgullo
Y cuantas veces he esperado
Una sonrisa del otro yo.
Que venga para acá y de pronto yo lo ayudo,
A conservar lo que es bueno,
Y a mirar lejos del veneno.
Porque tus ojos se empañan,
Con esa sonrisa que nunca se empeña.
Y no sé que pasará con mi canción,
La calidez del sol ya no me brinda calor.
En, el praxis de solidaridad,
Ganas lo que entrego mientras enriquezco el alma.
En, esa batalla de razón,
Pierdes la memoria de poder abrirse al otro,
En, En tu pues cerrada abstención,
Tu pierdes la opción de pues nutrirse en el encuentro.
Ven, para ya entender la noción,
De todo lo bueno que ya habita en el de al lado.
Vamos,
Todos los cuerpos vertebrados,
Juntos, a renovar el amor que a caducado.
En donde, Se dejarán los pretextos.
Los buenos recuerdos están escritos en cuadernos.
Oh,
Ya lo sé muy bien.
Brota la luz de la ciudad,
Y entre las sombras se esconden.
Velados por la oscuridad,
Se ve la ceguedad del hombre.
Brota la luz de la ciudad,
Y entre las sombras se esconden.
Velados por la oscuridad,
Se ve la ceguedad del hombre.
♪
Solo en los campos misteriosos del conocimiento,
Se encuentra lo perdido en sesgadas discusiones.
Si prevalece ser altivo por sobre el nutrirse,
Herirse sería la principal de las razones.
Queda flotando el,
Cuanto se omite por ganar, y cuanto se gana omitiendo.
Cuanto incremento al encontrar,
La razón y seguir siendo.
(Seguir siendo)
Aquel, que parle por emanar,
Verá espigarse y le espera buen futuro.
Y quien, se acorrale a lo ingenuo,
Oscuridad y raíces pavimentarán su muro.
Oh, ya lo sé muy bien
Brota la luz de la ciudad,
Y entre las sombras se esconden.
Velados por la oscuridad,
Se ve la ceguedad del hombre.
Brota la luz de la ciudad
Y entre las sombras se esconden
Velados por la oscuridad
Se ve la ceguedad del hombre
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