Esto se lo dedico a mi buen amigo don Francisco Morán Yébenes Y a su señora, con toda mi simpatía y cariño Mi perrito Lucero fue mi alegría El mejor compañero que yo tenía A la escuela a mi niño lo acompañaba Y con cuánto cariño con él jugaba Pero una noche él solito En defensa de mi hogar En la mano de un maldito Ya no pudo más ladrar No siento los dineros que me robaron Sino al pobre Lucero que me mataron A pesar del tormento de su agonía Su rabito contento aún se movía Alma de tirano Corazón de hierro Maldita sea la mano que mata a un perro Maldita sea la mano que mata a un perro En penar y contento, siempre testigo Goce en todo momento sintió conmigo Fue tan grande y tan sano, tanto adoraba Que lamía la mano que le pegaba Pero una noche él solito En defensa de mi hogar En la mano de un maldito Ya no pudo más ladrar No siento los dineros que me robaron Sino al pobre Lucero que me mataron A pesar del tormento de su agonía Su rabito contento aún se movía Alma de tirano Corazón de hierro Maldita sea la mano que mata a un perro Maldita sea la mano que mata a un perro