Con tenue velo tu faz hermosa Camino al templo te conocí, Y al verte ¡oh niña tan pudorosa Por vez primera amor sentí! Tiernas palabras dije a tu oído, Dulces caricias te prodigué Y al ver mi pecho de amor henchido Ser siempre tuyo fiel te juré. ¡Ay! cuántas veces la luz del día nos sorprendió. ¡Ay! cuántas otras tus juramentos el cielo oyó; Esos momentos, amada mía, no olvidaré Cuando en tus brazos y en beso amante mi alma dejé. Con velo blanco tu faz traidora Camino al templo te vuelvo a ver, ¿Dónde están, dime bella señora Tus juramentos que diste ayer? Tiernas palabras junto a tu oído Dulces caricias, también tendrás; Más nunca un pecho de amor henchido Tu nuevo amante darte podrá. Pero ¡ay! no puedo dejar de amarte mi dulce bien Que es imposible que yo te olvide si eres mí ser. Yo ni la muerte podrá arrancarte del corazón. Que somos uno aunque tú digas que somos dos.