Una santa nostalgia me hizo amante y soñador Nunca dudé de su espontaneo brillo Pero el miedo con el que forjaba su caparazón Me iba cerrando puertas con pestillo Quise dejarla atrás y descubrir qué es el amor Pero esa flor no estaba en las vitrinas Tuve que perderle la huella al insaciable pensador Para llegar a dónde se origina Y ahora es el ave cantar Dándole cuerda a las mañanas Dándole luz a la montaña que no tuve que encumbrar Para poder mirarme Hacia adentro, en calma La tierra en que nací aún no ha escogido la hermandad Todos prefieren el orgullo propio Siguen cargándole la cruz a un ídolo superficial Y nadie acepta la presencia del otro Por eso es que me fui, necesitaba respirar El aire sano de las lejanías Y no fue fácil desprenderme de lo que llevaba atrás Pero mi corazón lo agradecía.