Allá muy alto en el cielo Se oye un sollozo de amor, Lágrimas caen tras el velo Mientras se eleva oración. El Buen Pastor... Padre mío, tus hijos te han olvidado. Padre mío, como se burlan de tus mandatos, Ni con mi muerte puede enseñarles La que es tu ley. Como mi madre, no existe alguna, Mas quedan unas que si merecen que tu les dé, La fortaleza, para esas luchas, Que con sus hijos día tras día debe ejercer. Ellos se matan, ellos se roban Ya ni respetan la que es esposa del amigo fiel, Malditos vicios, que los ahogan, Se han vuelto roca, ¿por qué? ¿por qué? Decía el buen pastor, Al que me siga nada le faltará. Pero que esclavos viven del vicio, Esclavos son de la maldad. Madres que hijos teneis, Cuiden de ellos que vencereis. Porque yo soy el camino, Porque yo soy la verdad, decía. Pero que ¿a dónde llegaremos, Si esto sigue como vá? A muchos llamas tu padre mío, Pero muy pocos te escucharan. Esfuerzo inutil de este tu hijo, Que tu rebaño quiso salvar. Se ven a diario falsos profetas, Que el mundo cubren con tempestad. Todo en su mente se ha vuelto roca, Pronto se extingue la humanidad.