Ay, qué suerte tan negra y tirana es la mía Al haberte encontrado, a mi paso, una vez Tan feliz y contento que sin ti vivía Cuando yo ni siquiera en tu nombre soñé Hasta que una mañana fatal de mi vida El destino te enviara mi suerte a cambiar Y, al instante, sentí que tu imagen querida Ya jamás de mi mente se habría de borrar ¡Ay! Y cómo sufro, ingrata Tiempo aquel tan alegre de mi primavera Cuando ni una tristeza mi vida turbó Cuántos años pasaron, cuál dulce quimera Cuando vio ni un desengaño mi vida pasó Qué destino fatal me persigue y me guía Y encamina mi senda a donde halle el dolor Si el amarte es tan solo continua agonía Yo maldigo la vida y maldigo el amor