Por romanos fuiste nominado, dándote tu sino. Al costado ibérico clavado, lanza de Longino. Un millar de kilómetros al mar conforman tu camino. Esa jota del tramo inicial Va creciendo junto a tu caudal, Al llegar la muerte en Portugal Suena un fado dolorido. Tú, tan sagrado como es el Jordán, Aunque Cristo no fue a bautizar Pusiste a remojo kipás y turbantes. Tú, con tu azul de cobalto y cian, Aunque Strauss no te escribiera un vals Lograste inspirar en su prosa a Cervantes. Frente a frente es imposible quedar indolente, Ver tu persistente avanzar de corriente y No verter mi sangre como otro afluente. Siente cómo tu relente impregnó nuestra mente, Cómo existe gente que aún tiende un puente Para que el pasado regrese al presente. Caminaré por tu ribera sintiendo en mis pies la arena. Cuando el calor prenda mi tierra no sea quimera bañarse en Safont. Tu hermosura, antaño casta y pura, poco ya perdura. Te hizo un hueco El Greco en su pintura, Rodrigo en partitura. Garcilaso, la ternura en verso en su literatura. Por tu cauce viste navegar Las falúas de su majestad. La oropéndola volvió a anidar Entre enebros y quejigos. Hoy, al pasar la ciudad imperial, Convertido en podrido albañal De resto fecal e industriales vertidos. Hoy, te han forzado a dejar tu lugar, Trasvasado a otra vega regar, Secar las gargantas que hubiste fluido. Frente a frente es imposible quedar indolente, Ver tu persistente avanzar de corriente y No verter mi sangre como otro afluente. Siente cómo tu relente impregnó nuestra mente, Cómo existe gente que aún tiende un puente Para que el pasado regrese al presente. Caminaré por tu ribera sintiendo en mis pies la arena. Cuando el calor prenda mi tierra no sea quimera bañarse en Safont. Caminaré por tu ribera sintiendo en mis pies la arena. Cuando el calor prenda mi tierra no sea quimera bañarse en Safont. Caminaré