Mandé mi Cadillac al mecánico hace días Hace tanto tiempo que en verdad lo merecía Y como necesito tanto el carro lo llevé a revisar. Quiero reparar mi Cadillac. En esas circunstancias el patrón me sugirió prestarme aquel cacharro que en el fondo apareció y cuando el Cadillac reparaban yo usaba aquel perol. Esa cafetera era un perol. La red era ovalada el arranque era de mano, el freno enfrenaba un poco retrasado y en vano como un loco atacado de San Vito si señor. ¡Ay hombre! Monte mi cacharrito a una gran velocidad de 10 millas por hora recorri por la ciudad y cuando yo paré una morena a mi lado se encontró, la chica se prendió de mi perol. Y muchas otras chicas que encontré por el camino estaban encantadas de montar en mi carrito. Conforme pasa el tiempo yo me estoy encariñando más y más. Este cacharrito me gustó. El Cadillac ya está listo en el taller, lavado, preparado y pintado de verdad pero mi corazón a la hora de cambiar me palpitó. ¡Esto es simba, simba, simba!