Don José, sábado tras sábado va, A bailar a un lugar en Munro. Parece no importarle sus 65 años de edad, El bastón ni su pierna dura. Parece no importarle su mujer; Le gritó otra vez: Si te vas, yo me pego un tiro Y él no la oyó otra vez. Aunque algo lo puso en duda, O sea que lo obligó, piró y se fue Parado en el 93 A buscar a su vieja amiga. Parece que no estaba pero de pie, Fumando contra el mostrador Y a las dos entendió que no iría. Pensó que no importaba Y se volvió al hotel Y al llegar, la mujer se cargaba al cuerpo Sin pestañear, caminó Por la cuadra que da a la vía Y se sentó sobre el riel. Y se sentó sobre el riel. Qué tren, qué tren, Qué tren, qué tren, Qué tren, qué tren, Qué tren, qué tren. Qué tren, qué tren, Qué tren, qué tren, Qué tren, qué tren, Qué tren, qué tren.