Yo era luz del alba, espuma de río, Candelita de oro puesta en un altar, Yo era tantas cosas que ya se han perdido En los arenales de tu voluntad. Y ahora, soy lo mismo que un perro sin amo Que he venido al sitio donde voy a morir, Si alguien me pregunta que cómo me llamo, Me encojo de hombros y contesto así: "Yo soy esa, Esa oscura clavellina Que va de esquina en esquina Volviendo atrás la cabeza, Lo mismo me llaman Carmen, Que Lolita, que Pilar; Con lo que quieran llamarme Me tengo que conformar. Soy la que no tiene nombre, La que a nadie interesa, La perdición de los hombres, La que miente cuando besa, Ya lo sabes, yo soy esa."