Del pecado de amarte no estoy arrepentido, Aunque un oscuro abismo nos separe a los dos, En tanto que risueño te doy mi depedida mis ojos se iluminan para Decirte adios, no nos debemos nada tu me diste tu boca, Limpida como el agua fresca del manantial, Yo apague las cisternas mi sed ardiente y Loca y tenlas en mis brazos amorosa y sensual. Peregrinos y herrantes nuestra lucha seguimos si dos sendas opuestas Al azar elegimos para que revelarnos con violenta actitud, Fuiste mia fui tuyo lo demas nada importa oh mi amante de un dia Nuestra vida es tan corta que no vale la pena el sufrir su inquietud.