Por las calles del destierro el caminar me lleva, pero no, no quiero más. Soledad, que la hiriente culpa es su condena Y la verdad, molesta igual. En ti solo queda cicatriz, regozijo de la herida abierta, el roce, de la sal cuando quiero verte en mis canciones, ¡ Y no estás! Mientras tu crin desata un rosal de aromas blancas, el viento corre alrededor Y un sol de media tarde, que arropa y te calienta la voz. Y a mi me baila el corazón. Verás, no tengo malas intenciones, somos dos llantos de mar. Que al fin doblaremos la perdiz, la noche te traerá sueños de paz. Y las sábanas que miran como el papa el beso, acunarán tu frialdad. Y en mi diván caerán las sombras porque quiero verte, ¡ Y ya no estás! Mientras tu crin desata un rosal de aromas blancas, el viento corre alrededor Y un sol de media tarde, que arropa y te calienta la voz. Y a mi me baila el corazón. Pierdo la cabeza y siempre igual, saldrá mejor. Si el impulso llega hasta el final. No quiero los restos de tu amor, no quiero hablar, de la historia escrita entre los dos. Mientras tu crin desata un rosal de aromas blancas, el viento corre alrededor Y un sol de media tarde, que arropa y te calienta la voz. Y a mi me baila el corazón. Pierdo la cabeza y siempre igual, saldrá mejor. Si el impulso llega hasta el final. No quiero los restos de tu amor, no quiero hablar, de la historia escrita entre los dos. Pierdo la cabeza y siempre igual, saldrá mejor. Si tú vas delante y yo detrás. No quiero los restos de tu amor, no quiero hablar, de la historia escrita entre los dos.