Feróz anhelo de la voz Mano en el lienzo dibujando luna rojas Rimas que mueren bajo el sol Y alientos negros de poetas muertos de vergüenza. Livando el desconcierto Hermosa marra de los huesos Vagando este desierto Los trovadores nacen viejos Leal el abrazo que me parte en dos Izado siempre por las ganas de alzar otra copa Cuervos volando alrededor Cuandi amanece me descubro y no soy yo Nadando en un mar ciego Pulmón de un angel carroñero Cerrojo hecho de penas Esclavo manzo lustra las cadenas Ni besos ni mañanas morirán por ti Ni tú por las mañanas en las que te ví Bebiendo de la copa de la suerte, Que ya no teme verte, que quiere que sonrías para mí Ni besos ni mañanas moriran por ti Ni tú por las mañanas en las que te ví Bebiendo de la copa de la suerte, Que ya no teme verte, que quiere que sonrías para mí Te busco en otros gestos Devoro a tragos los complejos Y encuentro en cada sueño Razones para no seguir despierto Ni besos ni mañanas moriran por ti Ni tú por las mañanas en las que te ví Bebiendo de la copa de la suerte, Que ya no teme verte, que quiere que sonrías para mí Ni besos ni mañanas moriran por ti Ni tú por las mañanas en las que te ví Bebiendo de la copa de la suerte, Que ya no teme verte, que quiere que sonrías para mí Y pendolas salvajes gastarán la piel Y sobre la madera dormirá el papel Robando a la memoria cada verso Que solo es el reflejo De aquello que jamás pudimos ser Ni besos ni mañanas moriran por ti Ni tú por las mañanas en las que te ví Bebiendo de la copa de la suerte, Que ya no teme verte Que quiere que sonrías para mí Que sonrías para mí Que sonrías