No quedan fotos que colgar después del beso, No queda hornillo para el pan, pudimos salir pero estamos dentro. No quedan libros de Bukowski ni Panero, Ni costurero, ni diván, quisimos huir pero estamos quietos. Fue besarnos y saltar la chispa que dejó el hogar hecho cenizas. Vimos todo arder varados al sofá y muertos de risa. Se nos quemó el imán de Praga en la nevera, Se derritió el cuadro de Munch, paró de gritar con su escandalera. Se calcinó el poster del Ché y la hierbabuena, Ni tú ni yo quedamos ya, tan sólo el amor entre la humareda.