¿Quién nos iba a decir que la eternidad duraba un instante? ¿Quién nos iba a informar de la velocidad? Ya ves, que todo pasa tan deprisa, serán las hostias de la vida. No sé yo, si el tiempo es una anfetamina yo el consumidor. Fuimos tan nerviosos, balas perdidas, Que el aire se enredaba en nuestro pelo era nuestra peluquería. ¿Quién nos quiso llamar culo de mal asiento? Estaba en lo cierto. ¿Quién nos puede frenar? ¿Qué nos puede parar? Ya ves, somos de nitroglicerina, más bien de pura adrenalina. No sé yo, si el tiempo es efedrina yo su francotirador.