Cuando usted se coma un pancho, un hot-dog, una salchicha, cuando lo deleite su exquisito sabor, no piense en lo que tiene en su interior. No querrá saber las cosas que contiene ese embutido, mire pa otro lado y coma el pancho en paz y no averigüe nunca la verdad. Para empezar no es carne, carne real propiamente dicha. Es una mescolanza de espesantes y almidón. Y la parte que es de carne no es de vaca (pero qué esperanza) tampoco es de cerdo en su totalidad, es pasta de gallina en general. Y sin embargo el pancho es rojo cuando el pollo es carne blanca; ese es el milagro de la química actual porque es puro colorante artificial. El chancho se usa todo, todo enterito menos la carne: pezuña, lengua y ojos y médula espinal. Y en algunos mataderos marchan perros y caballos, testículos, ovarios y sistema renal, corazón y tracto intestinal. Por supuesto el intestino va con lo que lleva adentro, y los que adivinen que hay en ese lugar... ¡Se ganan un panchito para saborear!