Te quise cómo sólo se quiere a los cabrones, Y ahora quiero que nunca encuentres el camino, Deseo que hasta los perros te huyan, Que tus manos sólo tiemblen, Que te ahogue la humedad. Y ya ves, yo que no era vengativa, Me sorprendo llena de ira, Y dudo tanto de tu dolor. Adoraba en ti cada espacio y cada hueco, Y hoy reniego de tus besos de veneno, Ojalá que te maldigan tus hijos, Que las calles te den miedo, Que la sed te llegue a matar. Y ya ves, yo que no era vengativa, Me sorprendo llena de ira, Y dudo tanto de tu dolor. Aunque espero encontrarte de nuevo En este agujero que me enseñaste, Que me enseñaste a cavar. Aunque espero encontrarte de nuevo En este agujero que me enseñaste, Que me enseñaste a cavar.