Pues bien, yo necesito decirte que te quiero Decirte que te adoro con todo el corazón Que es mucho lo que sufro, que es mucho lo que lloro Que ya no puedo tanto, al grito en que te imploro Te imploro y te hablo en nombre de mi última ilusión Yo quiero que tú sepas que ya hace muchos días Que estoy enfermo y pálido de tanto no dormir Que ya se han muerto todas las esperanzas mías Que están mis noches negras, tan negras y sombrías Que ya no sé ni en dónde se alzaba el porvenir De noche cuando pongo mis sienes en la almohada Hacia otro mundo quiere mi espíritu volver Camino mucho, mucho, y al fin de la jornada Las formas de mi madre, se pierden en la nada Y tú de nuevo vuelves en mi alma a aparecer Comprendo que tus besos jamás han de ser míos Comprendo que en tus ojos no me he de ver jamás Y te amo, y en mis locos y ardientes desvaríos Bendigo tus desdenes, adoro tus desvíos Y en vez de amarte menos, te quiero mucho más A veces pienso en darte mi eterna despedida Borrarte en mis recuerdos y huir de esta pasión Más si es en vano todo, el alma no te olvida ¿Qué quieres tú que yo haga, pedazo de mi vida? ¿Qué quieres tú que yo haga con este corazón? Y luego que ya estaba concluido tu santuario Tu lámpara encendida, tu velo en el altar Chispeando las antorchas, humeando el incensario El sol de la mañana detrás del campanario Y abierta allá a lo lejos la puerta del hogar ¡Qué hermoso hubiera sido vivir bajo aquel techo! Los dos unidos siempre, amándonos los dos Tú siempre enamorada, yo siempre satisfecho Los dos una sola alma, los dos un solo pecho Y en medio de nosotros mi madre como un Dios Figúrate, ¡qué hermosas las horas de esa vida! ¡Qué dulce y bello el viaje por una tierra así! Y yo soñaba en eso, mi santa prometida Y al delirar en eso, con la alma enternecida Pensaba yo en ser bueno por ti, no más por ti Bien sabe Dios que ese era mi más hermoso sueño Mi afán y mi esperanza, mi dicha y mi pasión Bien sabe Dios que nada cifraba yo mi empeño Sino en amarte mucho, en el hogar risueño Que me envolvió en sus brazos cuando me vio nacer Esa era mi esperanza, más ya que a sus fulgores Se opone el hondo abismo que existe entre los dos Adiós por la vez última, amor de mis amores La luz de mis tinieblas, la esencia de las flores Mi lira de poeta, mi juventud, adiós