Los ojos de Jehová, llenos de compasión Que desde el cielo azul contemplan la maldad. En días de Noé cuando el hombre sin Dios No quiso obedecer la voz de santidad. Y por su rebelión y duro corazón, les alcanzó su mal, Y del cielo bajó con todo su furor, Del juicio destructor del diluvio fatal. Los ojos de Jehová, abiertos siempre están Y desde más allá pueden mirar el bien Allá cuando Israel cuando cautivo cayó Jehová siempre miró al profeta Daniel Ese Dios del ayer hoy contemplando está si tú haces el bien Y recompensará con la vida eternal, Al que aborrece el mal, y quiere serle fiel.