Las aceras de mi barrio, dicen más de tu dolor Que tu rostro cuando ruge, por fingir que no soy yo. Los cimientos de mi alma dan coartada a un corazón Permitiendo a tu tristeza, retozar en mi colchón. Las farolas en invierno ni de cerca dan calor Pues son luces de mentira que viven gracias al sol. Ya no hay vida en las terrazas ni refugios de perdón No hay reflejo en las corazas, ni eres tú mi religión. En el juego de la suerte no es el Agua de mi fuente la que te hace resbalar Es la rabia de tu lluvia que no sabe Hacerme frente provocando al remojar. Y es la sal de tus mentiras la que Abre mis heridas y te hace disfrutar Con la leña de mis sueños y muy bien Fruncido el ceño pa joderme a mí el volar. Mira bien las caracolas, como rompen la ciudad, En el puerto a todas horas, platicando con el mar . Ya se apagan las farolas, la luna quiere brillar En el cielo aún quedan diosas, no vayan a despertar . Y los peces viven sueños en el fondo de su mar Y las rosas tienen dueño y los ríos quieren sal Y entre todos los recuerdos mis caricias dónde están. Y aquel disco de los Leño que no paró de sonar. El reloj marcó las doce, se paró mi corazón. La luna perdió la noche eligiendo su color. Un destello pone el broche a la piel del luchador. Ya no hay sitio en el infierno, sólo estamos tú y yo... En el juego de la suerte no es el Agua de mi fuente la que te hace resbalar Es la rabia de tu lluvia que no sabe Hacerme frente provocando al remojar Y es la sal de tus mentiras la que Abre mis heridas y te hace disfrutar Con la leña de mis sueños y muy bien Fruncido el ceño pa joderme a mí el volar