Yo te entregue mi sangre, mis sonidos Yo te entregue Mis manos mi cabeza, Y lo que es mas mi soledad, La gran señora. Como un dia de mayo Dulcisimo de otoño, Y lo que es mas, aun todo mi olvido, Para que lo deshagas y dures en la noche, En la tormenta, en la desgracia Y mas aun, Te di mi muerte, Vere subir tu rostro entre el oleaje de las sombras. Y aun no puedo abarcarte, Sigue creciendo como un fuego, Y me destruyes, me construyes, Eres oscura como la luz. Y mas aun, te di mi muerte, Vere subir tu rostro entre el oleaje de las sombras. Y mas aun, te di mi muerte, Vere subir, tu rostro entre el oleaje de las sombras. Los poetas se mueren de verguenza, Ningun decreto los prohibe, Ningun agravio los calumnia, Los poetas se mueren de verguenza.