La última vez que sonó El teléfono y eras tú Pensé en no contestarte. No tenía nada que ofrecer Y no me podía permitir Volver a engañarte. Y aún así te contesté. Y aún así volví a mentir. ¿Cómo es que sólo sé alargar Lo que no puedo concluir? No hay dolor como el dolor De aquel que está a punto de Causar algún daño. Y ya sólo queda esperar Al momento en el que todo Estalle en mil pedazos Y sentir por dentro como si Te mordieran el corazón. Y en la boca seca el sabor De la decepción. A través del auricular Oigo tu respiración Mezclada con el llanto. Y aciertas a preguntar: "¿Qué fue lo que te pasó? ¿Por qué me estás dejando?" Y consigo responder Antes de llorar también: "Este es el juego del amor. Las reglas no las puse yo".