Te conocí en ese burdel, Tus ojos negros erizaron mi piel, Eras tan joven, no creí que me vendieras placer. Me hiciste un gesto de insinuación, Yo te seguí hasta tu habitación, Esa mirada se clavaba en mi corazón. Pasé la noche abrazado a ti, Casi exigiendo que escaparas de allí, Quise llevarte, tú te reíste de mí. Desde aquel día no te he vuelto a ver, Bebo copas hasta el amanecer, Salvajes celos nunca dejan de crecer. Rayos de luz entran en tu habitación, En mi bolsillo llevo la solución, Un par de balas por si una ha de fallar, Sólo un gatillo, y todo terminará. Salgo despacio de ese local, Un sucio antro para mí habitual, Toda esa chusma hace que me sienta mal. La noche es fría para pasear, Sigo pensando en aquel lugar, Voy hacia el coche, estoy dispuesto a acabar. Giro la llave, ruge el motor, Las luces marcan mi dirección, Su dulce imagen enturbiando mi decisión. Bajo del coche en la oscuridad, Cruzo la puerta sin respirar, Mi princesita no me volverá a engañar. Rayos de luz entran en tu habitación, Ese perfume fulmina mi intención, Un par de balas por si una ha de fallar, Sólo un gatillo que no me atrevo a tocar.