Un pastorcico, solo, está penado, Ajeno de placer y de contento, Y en su pastora puesto el pensamiento, Y el pecho del amor muy lastimado. No llora por haberle amor llagado, Que no le pena verse así afligido, Aunque en el corazón está herido, Más llora por pensar que está olvidado; Que sólo de pensar que está olvidado De su bella pastora, con gran pena Se deja maltratar en tierra ajena, El pecho del amor muy lastimado. Y al cabo de un gran rato, se ha encumbrado Sobre el árbol, do abrió sus brazos bellos, Y muerto se ha quedado asido de ellos, El pecho del amor muy lastimado.