Yo nací en la colonia Doctores. De mi adolescencia y mi primer beso, Fueron testigo sus obscuras y ruidosas calles. He vagado buscando el silencio, Pero su barullo siempre me alcanza. No cabe duda que siempre existirán hombres, Marcados por la noche y el desvelo. Nunca te olvides del baldío, Que convertiste en escenario. Nunca te olvides de aquel forcito, Donde quemábamos cigarros. Nunca te olvides de las noches, Cuando jugamos a ser malos. Nunca te olvides de ese beso, De ese barrio. Nunca te olvides de la novia, Que se te fue con el becado. Nunca te olvides de aquel partido, Que se nos fue por mal portados. Nunca te olvides de las noches, Cuando jugamos a ser malos. Nunca te olvides de ese beso, De ese barrio. Cuando descubras que esta vida. Es una calle sin salida. Y si la muerte se te arrima, Cuando prepares tu partida. Busca un consuelo en ese beso, En ese barrio. Y si en el túnel de esa vía, No ves la luz de la salida. Y si en los dados y en tu vida, Nunca la suerte se te arrima. Busca un consuelo en ese beso, En ese barrio. Nunca te olvides de las noches, Cuando jugamos a ser malos. Nunca te olvides de ese beso, De ese barrio. Cuando descubras que esta vida. Es una calle sin salida. Y si la muerte se te arrima, Cuando prepares tu partida. Busca un consuelo en ese beso, En ese barrio. Y si en el túnel de esa vía, No ves la luz de la salida. Y si en los dados y en tu vida, Nunca la suerte se te arrima. Busca un consuelo en ese beso, En ese barrio. Busca un consuelo en ese beso, En ese barrio. Busca un consuelo en ese beso, En ese barrio.