Yo conocí a una mujer tan volátil Que en el mero acto de esperar se desordenaba. En cualquier momento, sin advertencia previa, Todo ella se volvía temblores y hecatombes, Se llenaba de rascacielos y derrumbes, Al paso que se edificaba se iba deteriorando, Las grandes inauguraciones de la mañana Por la noche eran caos y desconcierto Por dentro. Porque a ella todo le pasaba por dentro. Por fuera parecía estar bastante en paz, Sin decir nada. Dueña de una belleza antigua y resguardada Era tan sonrisas Era tan bosques en la espalda Era tan letras en el cuello Y un mensaje secreto entre los pechos, Pero por dentro, Ella se desordenaba. Como escribió Carilda, Como lo supo siempre De vivir en pausa De andar de prisa De sentir mucho más que nada, De saberlo todo Esta mujer que conocí Desde niña, se desordenaba.