Que el amor no estorbe, Y que no sea un daño para los sentidos, Que no pretendan su camino Que no le nombren... Que el amor responde, Cuando desde el beso vas sintiendo el grito A un porvenir escrito en la mirada Trayendo alivio... Que nadie se proponga hilar un sueño Pendiente de la flecha de cupido Que acabaran heridos Y asqueados de latir los corazones que empeñaron su destino Que nadie nos mutile la necesidad Urgente de querer ser uno mismo Que nadie imponga el ritmo Que nadie se descuide, que del aire danza el mar de los abismos. Que el amor no falte Ni para el deseo, ni para el abrigo Ni para la cansion, ni para el hombre Que no ha entendido. Que nadie se proponga hilar un sueño Pendiente de la flecha de cupido Que acabaran heridos Y asqueados de latir los corazones que empeñaron su destino Que nadie nos mutile la necesidad Urgente de querer ser uno mismo Que nadie imponga el ritmo Que nadie se descuide, que del aire danza el mar de los abismos