Que nadie nos mire, Ceniza en los puentes, nunca nos alcanzarán. No descansaremos hasta que despierte el animal. No se oye nada Solo el murmullo de las pisadas, Cada día me despierto más consciente de mi trampa. Una piedra en las costillas, Una estrella en las pestañas, Cada día me despierto más consciente de mí. Llueve en la montaña, El arma enterrada que jamás encontrarán. Y caminaremos heridas de arrancarnos el puñal. No se oye nada Solo el murmullo de las pisadas, Cada día me despierto más consciente de mi trampa. Una piedra en las costillas, Una estrella en las pestañas, Cada día me despierto más consciente de mi trampa. No se oye nada No se oye nada