Las 3.000 viviendas, conflictos, delincuencia.
Julio era un niño que jugaba entre violencia.
Creció entre cacharras sin licencia.
La calle y los tiros desvirgaban su inocencia.
En los marrones con el "Pelao" flipando,
Uña y carne, sangre y fuego, callejeando.
Soñando, una R6 pilotando.
O en un BMW R3 derrapando.
De las 3000 al barrio a ti te voy rolando.
Lanzarote tiembla, huracán al mando.
Su nombre de guerra El Killo, detrás su comando.
Bala perdía, cada día maquinando.
Robó el coche de su madre, velocidad,
Mucho roneá y no hay más perro que ladre.
Su situación arde, rebeldía, luces azules, mala fama pa la policía.
Yo no quise rebelarme,
Todo lo que yo sé a mi me lo enseñó la calle.
Mamá perdóname, yo no quise hacer daño a nadie,
Vivía mu deprisa y me daba cuenta tarde.
Un TZR, día de reyes, un sueño.
Con 13 años ya no se sentía pequeño.
Dando bandazos, alguna fuga, risueño.
Picardía pilotando, estilo sureño.
La mala fama su sombra, su dueño.
Cruce de miradas provocando enfrentamientos.
Un hombre se acerca, golpea violento.
Julio coge el torna y lo pincha sin miedo.
No fue grabe, le echaron año y medio, y
Un par de causas por la cara, ¡serán cerdos!
Centro de menores, tabares en cautiverio.
Sentencia de 4 años, mamá lo siento.
Era un poco pendenciero en el centro,
A sus compis débiles siempre defendiendo.
La osadía le costó un cruel pateo,
8 horas amarrao, desnudo, como un perro.
Pasan los meses, los días van cayendo.
Recuerdo como un nódulo entero estaba ardiendo,
Cómo Julio desafiaba aquel infierno.
Llorando, su amiga conciliaba el sueño enterno.
Yo no quise rebelarme,
Todo lo que yo sé a mi me lo enseñó la calle.
Mamá perdóname, yo no quise hacer daño a nadie,
Vivía mu deprisa y me daba cuenta tarde.
Reincersión lenta, primeros permisos.
De callejero salvaje a sumiso.
En su pensamiento ahora el amor es un piso,
Encontrar las llaves que le acerque al paraíso.
La magia llega, su novia, su pasión.
Corazones sufren la presión de prisión.
Sueñan despiertos, pasean bajo un sol.
Rayos de esperanza, luz de redención.
Al poco tiempo libertad,
El centro de menores con sus muertos por mi se puede quemar.
Ya no la pinto más, quiero formar una familia.
Que arda entre cenizas, tristeza y vigilia.
Pero la oscuridad se torna en silencio,
Con su socio en moto, chalando, conduciendo.
Un veloz demonio de acero surcaba el viento.
Caballo sin frenos, galope sangriento.
En el suelo yacía su cuerpo, pulso lento,
El aire silbó siniestro.
Maquiavélico destino, de dolor sediento.
Ahora desde el cielo estás sonriendo.
Yo no quise rebelarme,
Todo lo que yo sé a mi me lo enseñó la calle.
Mamá perdóname, yo no quise hacer daño a nadie,
Vivía mu deprisa y me daba cuenta t
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