Estoy ahí, en un bosque de calma, De olas sin mares, de remolinos iridiscentes. Elegí mi viaje en pupila de maniquí. No estoy en un valle sombrío. No estoy allí, no estoy allí. Estoy en avenidas de luz y de hambre fiera. En la noche radiante en que vosotros estáis. En el juego perverso que la ciudad nos reserva. En lo que trae entre manos, estamos ahí. Estoy ahí, estamos ahí. En la primavera de brillantes trinos Y barros oscuros, atrapados en las huellas Sobre el polvo. En el rastro sucio de hileras de pies cansados. Acompañando a los caminantes que eligieron No descansar nunca. Estoy ahí, estamos ahí. En los corazones insulares, Con los Robinsones de alcoba. Contra los traficantes de dolor, En pétalos marchitos estamos. Con los mercachifles y titiriteros, En sus sandalias viajamos. Estamos ahí y estoy aquí. Estoy aquí y estamos aquí. En el gobierno de barcos rumbo a fines del mundo. En instantes de cámara digital que tomará millones de fotos Que no habrán existido cuando se apaguen las estrellas Pero que hoy vibran ante nuestros ojos.