Parecía que había llegado el invierno Y las manos se enfrían de entre tanto desdén El que dispara el niño que no sabe, No anda de la mano de lo que los otros ven. Hay de serie corazas en sus adentros Se enrola un cigarrillo si no sabe qué hacer, Así se protege el niño de sus miedos, Ojo por ojo, diente por diente. Ha quemado sus relatos, No los podréis leer. Se encierra en caparazones Y no sabe salir. Le decían a menudo Que no sabe querer. Para cuando algo le falle Va a correr para huir. Le gusta ponerle al mundo ojos de quien no sabe Para ahorrarse las dudas huecas de emociones. Y lo que ellos no saben es que en sus adentros Guarda tantos quehaceres y ambiciones Que aunque a veces se nublen y a veces no las diga Respuestas tiene miles. Desconcertante fue nuestro encuentro Yo no fui consciente, menudo hallazgo Conseguí colarme en su más intrínseco ser. Ahora más de uno no para de interrogarme, En sus manos se halla tanto sin-sentido. Que no saben nada del niño que no sabe, Que no saben nada del niño que no sabe. Ha quemado sus relatos, No los podréis leer. Se encierra en caparazones Y no sabe salir. Le decían a menudo Que no sabe querer. Para cuando algo le falle Va a correr para huir. Le gusta ponerle al mundo ojos de quien no sabe Para ahorrarse las dudas huecas de emociones. Y lo que ellos no saben es que en sus adentros Guarda tantos quehaceres y ambiciones Que aunque a veces se nublen y a veces no las diga Respuestas tiene miles.