Pegué un cartel a mi corazón "Reservado el derecho de admisión" Tuve a esa puta jodiéndome el ego ¿De qué se queja si es que la odio luego? No tengo opción, Te usé de rehén para salir de mi depresión Joder, no sabes lo que te quiero... Lo que te quise, perdón ¿Prefieres que te toque el alma o que te toque el coño? ¿Que aparezca en pesadillas o que salga en sueños? Llantos en verano, risas en otoño El infierno si tu quieres también te lo enseño Claro que sí puta, Claro que tengo la verdad absoluta Tengo la muerte resuelta, Porque llevo una vida que... telita Dejándome caer soy Dubovsky Me escolofé de narices como Patrick Por aquí, primo, estamos advertidos, Renuncia a tus sueños y acabarás jodido Soy un niño en la Estación de Leningradsky Soy Dimitri mezclando bebida y tranquis Un brindis por mi chica del este, Un brindis por ella, allá donde esté Resurjo del fondo, La droga en los mofletes que parezco Marlon Brando Vivir sin mi, misión imposible Metiendo la pata donde solo cabe un imperdible Adicto a lo que mata Viviendo todo el año mi propia semana santa Con el cartón quitao y la coraza puesta, Me comí tu corazón envuelto en pan de pita Hay una oferta de empleo en mi bandeja de entrada, Hay un filete de ayer frio que acabará en la basura Tengo movida de usura, tengo dinero prestado Se muerde la cola el pez, se hace felaciones él mismo Tu y yo en la cama era como un cataclismo ¿Por qué mierdas hemos hecho del amor un tecnicismo? Al menos tengo techo, y si no el de mis viejos "Pa eso eres mi hijo" dice mi madre si me sonrojo Cojo prestao lo que me sale de la polla, No me lo darán si no me lo han dado ya, yo Un drogadicto con problemas de música soy, Escritor en paro con problemas de musas soy Partir la ciudad, estáis Preocupaos por la estética, no por la calidad Dicen "para escribir tienes facilidad" Yo no escribo, yo escupo, yo sangro, esa es la verdad Se abrió la veda, no aguanta estar a mi vera, Yo pensando en obigarte a vivir en el desván. Promesas de libertad, tomándomelo con calma, Esperando que haga efecto el síndrome de Estocolmo