Hoy nací de nuevo a mediodía
Pero a las ocho de la noche seguía medio muerto.
Ninguna enfermedad menos curable que la vida,
Ningún dolor que no se calme con caricias.
Es casi media noche, y como el ave fénix
Me quemo al renacer cuando te pienso.
Querida, no te alarmes ni me busques,
Procura estar ahí cuando me encuentro
Si me tocas es que sigo vivo
Si me ves, no puedo estar muerto.
Hicimos de un sótano oscuro un palacio de fuego,
Edén subterráneo de dos a dos besos del cielo.
Pero una mañana la noche se llenó de excusas,
Cambiaste tus ojos de mar por mirada de intrusa.
Y no se te quita, no se te quita.
Después, ya ves:
Cansado de buscarte en todas, me pierdo en cualquiera.
Después, ya ves.
Si vuelvo borracho a mi casa, tu fantasma espera.
Y mira la puerta.
Ganamos la guerra contra los caprichos del tiempo,
Volaban los versos, cantaban los cuerpos.
Y así, sin promesas nos fuimos bebiendo recuerdos,
Las penas con vino, deseo sin hielos.
Pero una mañana la noche se llenó de excusas,
Cambiaste tus ojos de mar por mirada de intrusa.
Y no se te quita, no se te quita.
Después, ya ves:
Cansado de buscarte en todas, me pierdo en cualquiera.
Después, ya ves:
Confundo una duna de sal con una cordillera.
Después, ya ves:
Dejo las ventanas abiertas por si tú volvieras.
Después, ya ves:
No duermo hasta el amanecer, tu fantasma no llega.
Y miro la puerta.
Y miro la puerta.
Cansada de buscarte en todas, me pierdo en cualquiera.
Y miro la puerta.
Y miro la puerta
No duermo hasta el amanecer, tu fantasma no llega.
A ratos la noche, casi no me duele.
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