Tú, mi risueña Lucrecia, Tú, mi nocturna Lulú, Elegiste el frío, Suecia, Y yo el calor, Tombuctú. Y te marchaste enseguida, Aunque nos dimos un mes, Fue algo cobarde esa huida, Sigilosa, descortés. En fin, Nunca llegué a Tombuctú, Entre sus ruinas de arena No caminó mi alma en pena Tarareando que "only you". Nunca llegué a Tombuctú Porque no me apetecía Malgastar mi melodía Donde no estuvieras tú, Por eso Nunca llegué a Tombuctú. Y aquí estoy en Estocolmo Donde es pedir calor Pedirle peras al olmo O a tu desamor amor. Y acerté en lo del vikingo Nada calvo y cuarentón Que invadió al grito de ¡bingo! Tu voluble corazón. En fin. Y te pregunto por él Y vas y te haces la sueca Y que si tienes jaqueca Y que me busque un hotel. Nunca llegué a Tombuctú Porque no me apetecía Hacer noche un solo día Donde no estuvieras tú, Por eso Nunca llegué a Tombuctú. Rumiando celos y rabia Deambulo al buen tuntún, Qué decir de Escandinavia, Pues depende... pues según... Aunque ya no esté contigo Me gustaría quizás Con buena ropa de abrigo Y bien cenado además. En fin. Allá tú con tu invasor, Yo me voy a un restaurante. Den consuelo al caminante Aquavit y smorgarsbord. Nunca llegue a Tombuctú Porque no me apetecía Tanta y tanta lejanía Aunque algo ya intuía De que un día u otro día Lo nuestro se acabaría Y que entonces sí querría Irme lejos, vida mía, De donde estuvieras tú. O más lejos todavía, Por ejemplo a Tombuctú. Donde las tombuctueñas Me mirarían risueñas, Así como hacías tú. Pero hoy me han dicho que están Bajo el yugo talibán, Las obligan a ir a misa Y han perdido la sonrisa. Tombuctú ya no es buen plan. En fin. Que me voy a Honolulú. Adiós, Lucrecia, Lulú.