Puede un hombre ser como un Dios Puede un alma soportar ese don Alcanzar la cúspide, el horizonte a sus pies ¿Quién puede decir que no? ¿Cuál es el pecio que ha de pagar? ¿Cuánto el peso que debe soportar? A cambio de trascender a su tiempo y a su piel Y tallar su nombre en la historia Crueldad, inmortal, valle de lágrimas Esta agónica virtud, mi calvario, esa es mi cruz Mi soberbia me marcó Crueldad inmortal, angustia eternidad Cuida tus deseos pues se pueden cumplir tal vez Ser guardianes del terror Mi mazmorra eterna fué mi ambición Ser recordado más allá de morir Generaciones vendrán y admirarán mi nombre Mi legado, mis pasos seguirán Mi obra perdurará, más allá Mientras mi alma cae en desgracia En este infierno, sin poder escapar Escucha al hombre de arena El guardián de sueños Yo creé tus pesadillas, toda ensoñación En mi onírico reinado yo te acogeré Toma mi mano, acompañarás a los siete eternos Mi cordura perdida está No es ningún delirio es mi voluntad ¿Quién sois vos que os apiadáis De quien condenado está? ¿Quién puede oponerse al mal? Mi rastro verás al despertar Si en tus ojos arena encontráis Lo que tu mente imaginó fué creado por mi voz Yo soy el señor de los sueños Tu piedad Os la concedo Libertad Es tuya ¿Acaso esto es real? Hacedor de sueños soy Bajo mi manto estás hoy Mi alma queda a tu merced Inmortal Estoy soñando Vivirás en mi mundo de fantasía Deja a Virgilio aquí y camina junto a mí Salgamos de este lugar