Sombras del Oráculo: Diosa asiria, Semíramis, gloria eterna, Babilonia Reina, grandeza infinita tu voluntad Menones: niña en el desierto abandonada Traiciona su alma a cambio de poder Babilonia embelleció, inmortalizó su nombre allí A orillas del Éufrates maravillas levantó Su ingenio y belleza cautivaba Su rostro de Diosa me enamoró La quise complacer, siempre su palabra acaté Su consejo escuché, hasta que me traicionó El rey Nino se encaprichó, su propia hija me ofreció Con arrancar mis ojos él me amenazó Semíramis: Como puede una mujer negar su conviccón Tú, Menones, hombre fiel, pero sin ambición Yo que di todo por ti Que siempre me arrodillé Quizás fue ese tu error Tal vez no debiste ser así No te importó el poder de nuestro amor Mi destino escrito está Y qué va ser de mi... Lame tus heridas que mi deseo es gobernar Claudica ya que mi y espósame con él, reina asiria así seré El poder alcanzaré... Mi vida se queda sin sentido Un nuevo amanecer No puedo negar la voluntad de un rey En piedra tallarán mi historia No podré verla soportar verla entre Sus brazos y echar la vista a un lado Dime cruento porvenir qué me queda sino morir Semíramis y Menones: Y ahorcado lo encontré (Y ahorcado me encontró) Los remordimientos ya los aparté (Los remordimientos ya los apartó) Y con mano firme Me deshice de ese rey (No te importó el poder de nuestro amor) Ordené hacerle apresar y a muerte le Condené (No te importó el poder de nuestro amor) Su sucesora me declaré y sola al fin reiné Sacrificando el amor Despreciando lo que amé (Yo que te recogí) Dictaba el corazón (no te importó el poder de nuestro amor) Ningún asirio vió jamás el mar antes de mi (Este es tu imperio a cambio del amor) Los más bellos jardines y palacios erigí Te ciega la ambición (mis hazañas fueron más), Tu eternidad costó (valerosas de las de) Lo que daría por amor Semíramis y Menones: Cualquier hombre mortal Sombras del Oráculo: Sube hacia los cielos convertida en paloma Tu hijo conspirado en tu contra que marcha ya La voz de los dioses y el oráculo te guiarán Semíramis, tu gloria no encontrará paz