Cuando la muerte nos enseña las garras Ese momento en que su mano aguarda Sientes el frío, su aliento te rodea, quieres huir, mas, se burla de tus tretas Busqué en la hipnosis el modo de vencerla Quizás el limbo me diera una respuesta Mi pulso débil a punto de extinguirse, no queda tiempo, se alza sobre mí Mi rostro se desfiguró, las sombras entran en mí, palidece mi ser inerte Un pergamino es mi piel, la cadavérica voz Que me acecha de entre los muertos Y los ángeles de la muerte Van arrastrándote hacia la oscuridad Acunándote entre su manto azul Hacia el más allá En las sendas de los sepulcros Hay necromantes que invocan tu final El arúspice del dolor La arrogancia, el delirio (la dama de rostro aciago, su gélida voz es llanto) Sólo un necio que jugaba a ser un dios (Arrepentíos) Epitafio del destino (la diosa de los lamentos, serpiente devora almas) Puedes dejarle dormir, él ha muerto ya ♪ Te vanaglorias con ese aire burlesco De haber retado en todos esos cuentos La dama negra con su llave de plata prendió su lágrima escarlata Nada detiene su poder, magnificencia infernal Somos juguetes a su antojo con su danza, el ritual Consumiendo tu ser, su sonrisa es putrefacta Y los ángeles de la muerte Van arrastrándote hacia la oscuridad Acunándote entre su manto azul Hacia el más allá En las sendas de los sepulcros Hay necromantes que invocan tu final El arúspice del dolor La arrogancia, el delirio (la dama de rostro aciago, su gélida voz es llanto) Sólo un necio que jugaba a ser un dios Epitafio del destino (la diosa de los lamentos, serpiente devora almas) Puedes dejarle dormir, él ha muerto ya ♪ Tú te burlaste de su poder y ahora da la espalda a su lamentación La muerte no te liberará, tormento eterno has de sufrir Sólo el amor logra tu perdón, será Virginia y su compasión No hay indulto a tu agonía, muerte mira hacia otro lado La insolencia en tu escritura ha encendido su cólera No esperes misericordia, sus dominios son eternos Jamás dudó, no se apiadó Las almas se hunden en sus fauces Y los ángeles de la muerte Van arrastrándote hacia la oscuridad Acunándote entre su manto azul hacia el más allá En las sendas de los sepulcros Hay necromantes que invocan tu final El arúspice del dolor La arrogancia, el delirio (la dama de rostro aciago, su gélida voz es llanto) Sólo un necio que jugaba a ser un dios (Arrepentíos) Epitafio del destino (la diosa de los lamentos, serpiente devora almas) Puedes dejarme dormir, yo he muerto ya Todo aquel amor que tú niegas a tu corazón es tu condena (en cada rincón del alma hay grietas rotas por amor. Ni las bestias ni los dioses pueden huir de su dolor. No ha nacido quién no tema amar por no sufrir así. Corazón cobarde que se oculta en vez de vivir) Sólo en el amor podrás encontrar la paz que no has tenido nunca (es el sufrimiento nuestra deuda por no respetar. Lo que los latidos han dictado a todo hombre mortal. El impulso que cabalga raudo opuesto a la razón. Todo aquello que perdura se dibuja en el amor. Mi amor sangra traicionado)