Le encanta oír el viento, hacer música en los montes al soplar Y le gusta oír la lluvia, salpicar con su ritmo angelical Él sonríe de alegría, cuando escucha la alabanza del mar La creación se une, para exaltar su gloria y majestad No hay nada que le agrade más, que los redimidos al cantar Los pecadores que Él limpió, le cantan con el corazón Los que con sangre Él compró, alzan su canción de amor Y su gozo es escuchar, a su pueblo alabar No hay nada que le agrade más Le encanta oír los ángeles, que dicen santo, santo es el Señor Los coros celestiales, rinden alabanzas al Gran Yo Soy Pero existe el silencio, cuando el débil que Él salvó comienza a orar Millares de ángeles atienden, cuando un alma nueva exclama: salvo soy No hay nada que le agrade más, que los redimidos al cantar Los pecadores que Él limpió, le cantan con el corazón Los que con sangre Él compró, alzan su canción de amor Y su gozo es escuchar, a su pueblo alabar No hay nada que le agrade más No son ritmos ni armonías, que hacen que atención nos preste Ni son frases bien pensadas, que hacen que Él nos escuche Pero cuando un alma es libre, redimida con su sangre alza su voz No hay nada que le agrade más, que los redimidos al cantar Los pecadores que Él limpió, le cantan con el corazón Los que con sangre Él compró, alzan su canción de amor Y su gozo es escuchar, a su pueblo alabar No hay nada que le agrade más Y su gozo es escuchar, a su pueblo alabar No hay nada que le agrade más Y su gozo es escuchar, a su pueblo alabar No hay nada que le agrade más