En esta milonga criolla Suelto mis coplas al viento Para decir lo que siento Sólo ante Dios me rebajo Soy templado en el trabajo, El rigor y el sufrimiento. Y con uno que me escuche No ambiciono más abrigo La confianza de un amigo Al hombre le da valor, Con un solo sembrador La tierra da mucho trigo. Vale más quien siembra un grano Que quien por vicio destroza; Hace a la mujer hermosa Un cariño verdadero, La mano del jardinero Le da belleza a la rosa. La vida pone las cosas En lo hondo, lo verdadero El hombre leal y entero No maltrata al infeliz, La fuerza de la raíz Es la que aguanta al pampero. Muchos sin tener cimientos Quieren trepar de un tirón Ignoran que no es cuestión De subir salteando escalas, A la fuerza de las alas Las impulsa el corazón. Para el que sabe sentir Lo exterior es lo de menos, Son los sentimientos plenos Los que han de prevalecer: Todos traemos al nacer La obligación de ser buenos. Puede ser un hombre sabio Desoído o ya olvidado, Pero nadie está obligado A guardar gloria y renombre, Pero es un deber del hombre Ser en toda prueba, honrado. Por muy grande que sea un hombre, Por muchas que sean sus galas, Debe pensar que lo iguala, Sin vanidad y sin orgullo Un gusano en su capullo Que hace en silencio sus alas. Puede ser un hombre sabio Desoído o ya olvidado, Pero nadie está obligado A guardar gloria y renombre, Pero es un deber del hombre Ser en toda prueba, honrado. Disfrazan tanto las cosas Que hacen del sol un capuz, Y hasta confunden la luz Y olvidan por vanidad Que Jesús, con la verdad, Subió descalzo a la cruz. Soy cantor humilde y llano, Ni el más malo ni el mejor, Pero, eso sí, soy cultor De la verdad lisa y llana, Pues mintiendo se hace vana La obra noble del cantor. EI cristiano que es de ley, Si en esta huella se planta Y la bandera levanta De su pueblo en el cordaje Debe tener el coraje De jugarse cuando canta.