Hace tiempo que la busco y no la encuentro. Hace tiempo que no la tengo en mis manos. Que no siento su silueta tan esbelta tan esbelta tan perfecta. Hace tiempo que encontrarla tanto cuesta. Se escabulle entre mis dedos como agua como agua como arena. La acaricio, se me escapa, siempre fría, siempre etérea. Forcejeando con los brazos trato de apurar el trámite Y sacar de mi bolsillo de una vez la puta llave. Y no entra. Pruebo con indiferencia, Voy rayando más la puerta Mientras mira la vecina que baldea la vereda. Y no entra. Me equilibro con el marco, Trabo pierna, hombro, frente, Cazo el pomo, cierro un ojo Y no hay chance. El cerrojo gambetea mi estocada, Se me pianta la carnada Y no entra. Desde arriba se veía tan hermosa. Tan radiante, me esperaba tan distante. Cuando me fui encima de ella, se corrió, se hizo la estrella. No quería que la roce con mis manos tan vibrantes. Tanto, tanto, se reía por lo bajo. La seguí en cuatro patas, la estreché en mi regazo. La alegría que me daba, pocas veces igualada, Opacada por ese giro final. Y no entra. Sin saliva, sin paciencia. Rayo, rayo más la puerta Mientras mira la vecina que baldea la vereda. Y no entra. Me equilibro con el marco, Trabo pierna, hombro, frente, Cazo el pomo, cierro un ojo Y no hay chance. El cerrojo gambetea mi estocada, Se me viene la mañana Y no entra.