Vi quebarse el cincel Contra la roca Y la última esquirla En su ruta cegadora Hacia el iris de quién Brilló en las sombras Hacia el iris del escultor Sin huella ni camino. En el hombre y su destino Derramaste las palabras De tus versos han leído Al pasear una mirada Tu epitafio enmudecido. Vi la pluma agonizante Conjugar melancolía Y a verdugos ignorantes Imponer sus porquerías Liquidar tu poesía. Bastidores percudidos Sin miradas, sin color Hojas muertas por olvido Sepultadas en cajones Cantaré por todos Cantaré también por mí Desgarrando la garganta Les prometo Gritaré.