Como un rencor sublime y descarnado Con la apretada rabia del olvido Con la niñez herida del descalzo Y un nombre en el turbión que se hace grito Es canto de la boca desdentada Y abrigo en los inviernos ateridos Que abriga la orfandad de la ternura Desnuda por los siglos de los siglos Acaso pudo el odio con su daño Arrebatar su rostro de la historia Si reflejan su cara las paredes Y se la vuelve a parir en la memoria El alba retrocede hasta la noche, Y el cielo desemboca en la mañana El útero del viento gesta el grito Y el Pueblo la transforma en esperanza Regresa omnipresente en las barriadas Erguida, vertical inexorable. Con los ojos preñados de mañana Y el gesto de su amor imperdonable Y nunca pudo el odio con su daño Arrebatar su rostro de la historia Si reflejan su cara las paredes Y se la vuelve a parir en la memoria