Tarde; de llovizna gris, pero el sol está en ti,
Hundido en tu regazo.
Tejes; y tus manos son: dos lirios al amor,
Reposo en mi cansancio
Ven; te quiero ver andar, silenciosa y frutal,
Adagio de la espera,
Ven; que el tiempo es de los dos
Y por gracia de Dios, tendremos primavera.
Si eres pan que floreció en la mesa del amor
Y el vino de tu sangre es sabia;
Si el aliento en tu cristal es cielo abierto al sol,
La luz en tu regazo, canta,
Ven que este tiempo que es de Dios,
Es tiempo de los dos
Y es gracia por nuestro amor.
Recitado
Mis manos, algo torpes tal vez,
Sin más sabiduría que andar sueltas,
Se elevarán a la distancia oculta,
Tan cercana a mi ser de tu cintura,
Y un murmullo de estrellas
Bajará por tu rostro, como un río de vida
Al mar de tu ternura;
Y estas, mis manos torpes,
No sabrán de fatiga en el trabajo honesto
Y la mesa bendecida;
De siempre en adelante, y por toda la vida,
Para que todo ría, para que todo cante.
Ven; te quiero ver andar, silenciosa y frutal,
Adagio de la espera,
Ven; que el tiempo es de los dos
Y por gracia de Dios, tendremos primavera.
Si eres pan que floreció en la mesa del amor
Y el vino de tu sangre es sabia;
Si el aliento en tu cristal es cielo abierto al sol,
La luz en tu regazo, canta,
Ven que este tiempo que es de Dios,
Es tiempo de los dos
Y es gracia por nuestro amor.
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