Ya no se llama corazón Ahora se llama contorno del cerebro Y ya no enloquece Su animal le pertenece Ya no se llama dulzura Ahora es un río regado de armaduras Donde el trueno amanece Sueña un tímpano dormido Donde antes había una casa Ahora se alzan voces sin techo ni piedra Donde antes hubo ternura Hoy brilla una fisura Ya no se llama deseo Ahora es un punto invisible en el cemento Y una ciudad desaparece Periferia de otro cuerpo despierto Y el horizonte empequeñece Y una torre se construye, diluye Donde antes había una casa Ahora se oyen voces sin gesto ni mirada Donde antes hubo estructura Reluce una fisura Ya no se llama corazón