Lo tuvo todo, riqueza y amores Y se dejó llevar por los placeres ¡Ay! cuantas mujeres, botellas de vino Se sumergió en un mundo de mil fantasías Y quien diría que ese hombre que ahora ven, que tuvo todo Por pretender tener más de lo que alcanzó, todo ha perdido Y quien diría que ese hombre que ahora ven, que tuvo todo Por pretender tener más de lo que alcanzó, todo ha perdido No se compra el amor con dinero No tienen precio los sentimientos Una mujer cansada esperaba Pero aquel hombre nada importaba Hasta que un día cambiaron las cosas Y aquellos que tanto lo aclamaban Al ver que ya no tenía fortuna Simplemente de él se alejaban Que no te pase lo mismo que a ese Que no comprendió Que con dinero se compra de todo Menos un corazón Quien no tiene amor, no tiene por quien vivir Ni razón para existir Porque sin amor no hay nada ¡Ay! Porque sin amor no hay nada Quien no tiene amor, no tiene por quien vivir Ni razón para existir Porque sin amor no hay nada ¡Ay! Porque sin amor no hay nada Tantos amigos y no los veo Dijo aquel hombre al sentirse tan solo Así es la vida, cómo nos cambia Todo dejé por ir detrás de nada Una mujer que por mi todo lo entrego, sin nada recibir Más que migajas de un hombre que no entendió, las leyes del amor Tiene precio todo en este mundo Pero ¿quién compra los sentimientos? Es feliz quien no tiene dinero Pero tiene un amor verdadero ¿De qué sirve el poder, la riqueza? Si está el alma tan sola y vacía Si al final solo quedan tristezas Que te marcan y amargan tu vida Que no te pase lo mismo que a ese Que no comprendió Que con dinero se compra de todo Menos un corazón Quien no tiene amor, no tiene por quien vivir Ni razón para existir Porque sin amor no hay nada ¡Ay! Porque sin amor no hay nada Quien no tiene amor, no tiene por quien vivir Ni razón para existir Porque sin amor no hay nada ¡Ay! Porque sin amor no hay nada Porque sin amor no hay nada ¡Ay! Porque sin amor no hay nada Porque sin amor no hay nada Porque sin amor no hay nada ¡Ay! Porque sin amor no hay nada Porque sin amor no hay nada ¡Ay! Porque sin anor