A los pies de la cruz donde Cristo murió por salvarme del pecado, Vengo hoy a entregar, con gozo y humildad, mi pobre corazón. A los pies de Jesucristo, mi Eterno Redentor, que me dio la salvación, Vengo hoy a entregar, con gozo y humildad, mi vida a Ti, Señor. Era mi cruz la que en sus hombros Él cargó, Mi cruz en la que Cristo padeció por salvarme del pecado, Y aquella cruz será por siglos sin final su sello de amor. Hoy me rindo a Jesús, quiero darle hoy mi ser, demostrarle mi gran amor, Y muy pronto veré la gloria de su ser por la eternidad. Era mi cruz la que en sus hombros Él cargó, Mi cruz en la que Cristo padeció por salvarme del pecado, Y aquella cruz será por siglos sin final su sello de amor. Su sello de amor.